La T.Alexander pretende ofrecer al músico las herramientas necesarias para el estudio e interpretación como una constante en su vida musical.
No es un fin en sí mismo, sino un medio a través del cual poder controlar el trabajo de cada momento (desde primera lectura de una partitura, hasta el trabajo específico de digitaciones, fraseos, articulaciones,...y sonido).
El siguiente comentario nos explica estos aspectos.
Comentario
Cristina Cortina, alumna de 4º curso de Musikene en especialidad de acordeón, 3º de Técnica Alexander (2 de julio de 2010):
"He tenido la suerte de disponer en Musikene, durante tres años, de clases de Técnica Alexander semanales, de manera que el trabajo en el uso consciente de mí misma ha sido paralelo e indisociable del trabajo con el instrumento.
Las clases individuales me han dado una base sólida de conocimiento y herramientas para el estudio y la interpretación, y en las clases colectivas, hasta la última que he tenido, he seguido viendo relaciones nuevas y entendiendo mucho mejor los conceptos, mucho más integrados en un todo.
Personalmente, he ido aplicando los principios de Alexander sobre el funcionamiento del ser humano como una unidad psicofísica a un ámbito cada vez mayor de mi vida, mejorando la técnica en el instrumento (incluyendo, por supuesto, el sonido), la calidad del estudio o la respuesta ante el público, además de mi nivel de bienestar y salud. Y no necesariamente en ese orden, ya que dejar de hacer es siempre más difícil cuantos más hábitos hay acumulados... He conseguido una base sólida para toda la vida, y tengo aún mucho camino por delante para asimilar y desarrollar lo aprendido.
La consciencia de uno mismo me parece fundamental para cualquier persona, y más aún para alguien que exige tanto de sí mismo como un músico: Creo que la Técnica Alexander debería estar incluida en la formación musical, y especialmente en la superior, de cara a los futuros intérpretes y pedagogos."
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