miércoles, 21 de julio de 2010

Estudio consciente

La calidad del estudio del músico mejora notablemente cuando éste no se centra en el tiempo empleado, sino en el modo en que se ha llevado a cabo: no es tan importante la cantidad de tiempo, sino la calidad de éste.
El estudio regular del músico es un estudio consciente, donde la relación cuello - cabeza - espalda debe ser observada como una constante.
En el estudio del músico no se deben observar solamente los efectos y en consecuencia deducir las causas, sino que se debe trabajar desde la raíz, desde la primera toma de contacto con la obra.
El estudio consciente encuentra herramientas muy claras en los principios de inhibición y dirección que nos presentó Alexander en su trabajo con la voz. Como músicos, tengamos en cuenta que todo instrumento tiene relación con la voz, y si re-aprendemos a tener un buen uso de nuestro control primario o central, la voz o nuestro instrumento podrán ser trabajados desde la metodología de estudio de control consciente en cada nota emitida.
Importante, pues, prestar atención a la preparación antes de la emisión:

¿Has observado qué ocurre en tu relación "cuello - cabeza" antes de atacar un sonido clave como por ejemplo el del inicio de una frase?
¿el cuello está libre antes del ataque? ¿la cabeza se dirige hacia adelante y hacia arriba antes de dicho ataque?
En todo inicio de frase, antes de la emisión, es fundamental detener (en términos de T.Alexander: inhibir) la reacción habitual inconsciente que a menudo interfiere con esta buena relación cuello-cabeza, por tanto siguiendo un estudio consciente, el músico debería parar y pensar en su relación cuello - cabeza. Dicho así, parece un trabajo demasiado lento y que puede frenar el estudio concentrado del músico, pero como todo, la inhibición y dirección se agiliza poco a poco con entrenamiento. Al inicio, antes de atacar una frase pensar en parar y dejar el cuello libre para que la cabeza se dirija hacia adelante y hacia arriba parece fuera de lugar en el trabajo específico de la obra, pero si se es regular y se observa cada vez más a menudo, este modo de trabajar será cada vez más fluido y será muy positivo para la calidad sonora.

sábado, 10 de julio de 2010

Performance anxiety

"Whenever anything is harder than it ought to be, it is a good idea to come back to first things first, and to take them into account in the early stages of learning a work. I had a good example of that when I was learning the Stravinsky-Duo Concertant.In the Gigue, the section in 12/16 always seemed to me quite a tongue-twister, with its irregular string crossing and big, fast changes of position.Of course I practised it a lot (thinking about my head and neck) and got it right, but when I came to play the whole movement through -even by myself- that bit was always unsafe again. At last I discovered the cause: I had earlier been including in what I call "choreography" and so not giving enough attention to my head and neck in the two-four section - along way back, in a piece that gives you no chance to recuperate from that sort of mistake. The co-ordination of the whole must be built in to the way one practises - adding it in afterwards gets complicated!."

Elizabeth Langford (1929-2009), en su libro "Mind and Muscle and Music" (a companion to "Mind and Muscle". - Elizabeth Langford. - Leuven (Belgium): Alexandertechniek Centrum vzw, 2008, 227 p.,ISBN 978 90-808491-3-6 ), nos habla de la importancia del modo de estudiar del músico. Estoy de acuerdo en trabajar con una metodología de estudio ordenada y basada en unos principios que ayuden a mantener un buen uso general, de todo el sistema. El músico debería basar su estudio técnico y sonoro en un buen uso de su propio control primario o central, desde la lectura inicial de la obra, prestando atención a la relación dinámica que se debería de mantener de la libertad del cuello y dirección de cabeza principalmente, porque esta relación determinará la libertad del resto del tronco y extremidades.
A menudo, cuando nos centramos en un pasaje complicado, olvidamos pensar en nuestra relación cuello-cabeza, y es en consecuencia cuando el pasaje pierde seguridad y podría derivar en momentos de ansiedad escénica una vez estemos ante el público y el estímulo haya crecido.
Comencemos, pues, por la metodología de estudio y no por el trabajo directamente sobre el escenario. "Dejando de hacer" primero en casa, se podrá trabajar después sobre el escenario, y si el control primario respeta la buena relación fundamental entre el cuello y la cabeza del músico, la ansiedad escénica disminuirá sin duda.
Un experimento: selecciona un pasaje en el que tengas dificultades para conseguir tocarlo/cantarlo con facilidad. Puedes tocarlo/cantarlo y mientras tanto observar cómo tienes el cuello: ¿está libre o percibes que se sobretensa cuando atacas el pasaje?.
En tu estudio, cada vez que vayas a tocar/cantar el pasaje, para y piensa en el tiempo anterior en PERMITIR QUE EL CUELLO ESTÉ LIBRE. Esto evitará que la musculatura posterior del cuello se sobretense; el tono adecuado de la musculatura posterior del cuello es fundamental para que la cabeza se pueda equilibrar libremente sobre éste y en consecuencia el resto responda de modo natural (respiración y extremidades incluídas). Cuando hay un trabajo regular basado en un buen uso, desaparece la ansiedad escénica y el descontrol que ésta provoca; por tanto, el control consciente del músico es el modo de trabajar la ansiedad escénica.

sábado, 3 de julio de 2010

La constante en la vida musical

La T.Alexander pretende ofrecer al músico las herramientas necesarias para el estudio e interpretación como una constante en su vida musical.
No es un fin en sí mismo, sino un medio a través del cual poder controlar el trabajo de cada momento (desde primera lectura de una partitura, hasta el trabajo específico de digitaciones, fraseos, articulaciones,...y sonido).
El siguiente comentario nos explica estos aspectos.

Comentario

Cristina Cortina, alumna de 4º curso de Musikene en especialidad de acordeón, 3º de Técnica Alexander (2 de julio de 2010):

"He tenido la suerte de disponer en Musikene, durante tres años, de clases de Técnica Alexander semanales, de manera que el trabajo en el uso consciente de mí misma ha sido paralelo e indisociable del trabajo con el instrumento.

Las clases individuales me han dado una base sólida de conocimiento y herramientas para el estudio y la interpretación, y en las clases colectivas, hasta la última que he tenido, he seguido viendo relaciones nuevas y entendiendo mucho mejor los conceptos, mucho más integrados en un todo.

Personalmente, he ido aplicando los principios de Alexander sobre el funcionamiento del ser humano como una unidad psicofísica a un ámbito cada vez mayor de mi vida, mejorando la técnica en el instrumento (incluyendo, por supuesto, el sonido), la calidad del estudio o la respuesta ante el público, además de mi nivel de bienestar y salud. Y no necesariamente en ese orden, ya que dejar de hacer es siempre más difícil cuantos más hábitos hay acumulados... He conseguido una base sólida para toda la vida, y tengo aún mucho camino por delante para asimilar y desarrollar lo aprendido.

La consciencia de uno mismo me parece fundamental para cualquier persona, y más aún para alguien que exige tanto de sí mismo como un músico: Creo que la Técnica Alexander debería estar incluida en la formación musical, y especialmente en la superior, de cara a los futuros intérpretes y pedagogos."