La anatomía funcional y el contrabajo
"Si coges un diapasón de orquilla, lo golpeas para que vibre y lo colocas en una parte dura de tu cuerpo, la cabeza (el cráneo), la cara (los pómulos o el tabique nasal), o en el tobillo, notarás cómo el sonido se amplifica, oirás el diapasón perfectamente.
Nuestro cuerpo, nosotros, además de un cúmulo de nombres difíciles entrelazados (músculos, huesos, articulaciones), es lo que somos.
Soy mi cuerpo. Cuando suena o hago sonar música, mi cerebro actúa. Cuando hago música o escucho, mi cuerpo resuena, es una caja de resonancia, vibra. Entonces paso a ser parte de mi instrumento.
Otro aspecto obvio pero a veces olvidado, es que la música es ritmo, el ritmo movimiento. Cuando hago música, mi cuerpo ha de moverse, bailar con la música, estar totalmente libre a nivel de articulaciones.
Mi cuerpo, al igual que mi instrumento, está construído con distintas piezas unidas de forma maestra para que funcione; de por sí, el cuerpo funciona al igual que mi instrumento. A veces, el uso que hago de mi cuerpo o de mi instrumento impiden que éstos trabajen, suenen bien. Es una cuestión de USO."
Mariano Hurtado ( Contrabajo jazz, segundo curso de Musikene)
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